En esta colección de textos concebidos en distintas partes del mundo, Michèle Petit analiza el lugar del arte y la literatura en el contexto de las crisis que se han venido multiplicando en los últimos años: guerras, cambio climático, pandemias, etcétera. Se trata aquí de la belleza que permite transfigurar lo peor después de una tragedia; de la transmisión cultural en el exilio, que es la suerte de tantos niños, mujeres y hombres en la actualidad; de la forma en que el lenguaje, cuando se acerca al canto, nos permite sintonizarnos con el espacio y con eso que llamamos naturaleza; de los sueños de los que estamos hechos y que la literatura ayuda a redescubrir; de las bibliotecas, esas casas del pensamiento donde se inventan nuevas formas de convivencia; de la discreta compañía de los libros durante la pandemia de covid-19. Michèle Petit nos recuerda que para los seres humanos lo utilitario nunca es suficiente y que no podemos reducirnos a variables económicas ni a nuestros roles sociales: somos también, y quizá por encima de todo, animales poéticos.