Divinas para unos, diabólicas para otros, legales e ilegales, las drogas no sólo son el «problema» más peculiar de nuestra época, sino un terreno sembrado de perplejidades. ¿Cabe aprender algo de ellas, o al menos sobre ellas, en vez de simplemente padecer sus efectos? Ofreciendo al lector elementos para que construya su propia respuesta, el autor pasa revista a casi un centenar de compuestos, componiendo un vademécum que incluye las principales sustancias psicoactivas del pasado y el presente: crack, opio, bebidas alcohólicas, tranquilizantes, LSD, heroína, éxtasis, cocaína, marihuana, café, somníferos y un largo etcétera. La sobria ebrietas la sobria ebriedad preconizada por el mundo grecorromano- propone un entusiasmo que no incurre en necedades, basado en derribar prejucios con ilustración farmacológica. Atendiendo a la historia, posología y efectos subjetivos de cada psicoactivo, este libro los contempla como espíritus neutros, recordando que distinguir entre uso y abuso, toxicología y toxicomanía, es labor del ser humano, cuya subjetividad es la que determina su utilidad o su peligro. Lo indudable es el papel que las drogas han tenido en el desarrollo de las civilizaciones, lo cual hace de esta materia de estudio un campo repleto de hallazgos, que se extiende más allá del deseo de consumirlas o el rechazo que provocan.