En Buenos Aires y el interior el capitán del ejercito británico Alexander Gillespie nos brinda la extraordinaria visión de Buenos Aires que pudieron contemplar los ingleses que llegaron con la invasión de 1806. Su lúcido testimonio habla de la hospitalidad de los nativos, de la efervescente situación política en la capital del Virreinato del Río de la Plata, de la omnipresente acción del clero y de las notables costumbres imperantes en las localidades del interior. No deja de llamar la atención el hecho de que, no obstante el fracaso final de las armas británicas, y a pesar de que estuvo a punto de ser asesinado en dos ocasiones, el Capitán Gillespie muestra haberse llevado del país la mejor de las impresiones, destacando en su narración la valentía y hombría de bien de los argentinos. En Buenos Aires y el interior el capitán del ejercito británico Alexander Gillespie nos brinda la extraordinaria visión de Buenos Aires que pudieron contemplar los ingleses que llegaron con la invasión de 1806. Su lúcido testimonio habla de la hospitalidad de los nativos, de la efervescente situación política en la capital del Virreinato del Río de la Plata, de la omnipresente acción del clero y de las notables costumbres imperantes en las localidades del interior. No deja de llamar la atención el hecho de que, no obstante el fracaso final de las armas británicas, y a pesar de que estuvo a punto de ser asesinado en dos ocasiones, el Capitán Gillespie muestra haberse llevado del país la mejor de las impresiones, destacando en su narración la valentía y hombría de bien de los argentinos.