México tiene una magia que no pasa desapercibida. Se mira, se huele, se pisa y se muerde. La prendemos en una vela para pedir el amor de alguien o en una hierba para alejarlo. Subimos con ella hasta una pirámide escondida en la selva y la disfrutamos en un licuado de mamey de un litro. Cuando se dice que México tiene magia es porque posee un "algo" difÃcil de explicar: lo tienes que vivir. En este libro encontrarás un pequeño viaje a través de lo que solo sucede en este hermoso paÃs, que es el ombligo de la luna y, para nosotras, el corazón del universo.