En el sueño que Santiago Nasar acaba de tener, Plácida Linero -su madre, experta en interpretar sueños ajenos- no ha advertido ningún presagio funesto. Pero a la madrugada, Santiago se encamina hacía una muerte segura. Ha pasado una noche de vino y mujeres, compartiendo el desenfreno y la risa con quienes serán sus verdugos. Ha asistido a las bodas de ?ngela Vicario, la novia devuelta porque no ha llegado virgen al matrimonio y que ha dicho el nombre de Santiago cuando han querido arrancarle la verdad. ¿La verdad? Los caminos del enigma se entrecruzan, inextricables. Pero ya hay algo resuelto: el crimen ritual, el reclamo de la honra.