John Cheever dejó al morir veintinueve cuadernos de notas y el deseo explícito de que esos diarios, redactados durante más de tres décadas, fueran publicados póstumamente. El autor confió a sus hijos y a su editor la gestión de miles de hojas originariamente escritas sin pensar en su publicación. Estos textos vieron la luz cuando pocos podían imaginar la angustia que corroía al gran autor norteamericano. Incapaz de escribir sin encontrarse a sí mismo en cada línea, sus ambigüedades cruzan cada una de las páginas en las que registró su día a día buscando material para sus ficciones y para encauzar su propia vida. Su candor y sus demonios se conjuran aquí buscando luz, analizando pasos en falso y virajes equivocados, componiendo una cartografía vital que no ahorra descensos a sus infiernos pero que lleva grabada una promesa de salvación. Esta edición cuenta con notas ampliadas y revisadas de Rodrigo Fresán, responsable también de una cronología biográfica del autor. Algunas de las mejores frases de Cheever se encuentran en estos diarios, clara muestra de que retrató su vida con la misma maestría de sus cuentos y novelas. Estos son, sin duda, sus textos más íntimos, los que le acompañaron durante toda una vida luchando por ahogar sus deseos y guardar las apariencias. Una vez publicados, se convirtieron en su redención literaria y en la mejor manera de encontrar ese algo en él que hacía que, a pesar de todo, la vida pareciera un tesoro. Reseñas: «Un itinerario impresionante de un hombre perdido que se salvaba intermitentemente por un cambio en la dirección del viento o por un destello de amor. No encontrarán un autorretrato más íntimo de un escritor.» Entertainment Weekly «Una introducción provocadora a la mente y el arte de un autor norteamericano clave.» The Boston Globe «Su intención fue no solo hallar evidencia de una vida moral en el caos social, sino también brindarnos la poesía de ese asombroso, estupendo y ensoñador mundo en el que vivimos.» Saul Bellow «Estos diarios contienen los mejores fragmentos jamás escritos por Cheever [...]. La pena, la soledad, los secretos, la vergüenza: él, un impostor en su propia vida, convirtió la aversión que sentía hacia sí mismo en una forma de arte.» The Guardian «Estos diarios son el mayor logro de Cheever, su principal argumento a favor de la supervivencia literaria.» Geoff Dyer «Los Diarios de Cheever son un pozo tan lleno de mierda como de buena literatura.» Eudald Espluga, Playground