Al comienzo de Dos damas muy serias, una obra de culto sobre la liberación sexual y espiritual de las mujeres, nos topamos con una niña que invita a otra a jugar a un juego sádico y excitante bautizado como «Yo te perdono por todos tus pecados». Bowles presenta así a quienes luego serán las protagonistas adultas de esta precursora novela: la excéntrica Christina Goering y la insaciable Frieda Copperfield. Ambientada en Nueva York y Panamá, la historia cruzada de estas mujeres nos lleva a preguntarnos por nuestros propios juicios, a menudo hipócritas, sobre la infidelidad, la orientación sexual y los conflictos de clase. Una obra que se adentra en la irracionalidad del pecado visto como una aspiración, una forma de convertir la vida en arte o un delicioso juego de crías. Porque Bowles no solo dice el pecado, sino también las pecadoras. ¿Y acaso no es ese desvelamiento el fin de toda buena literatura?