El campo del alfarero, nueva entrega de la serie protagonizada por el comisario Montalbano, es una historia de engaños y de traición a los traidores. En ella, el célebre protagonista, que ha añadido a su humor socarrón unas gotas de melancolía, encontrará sorprendentes e inesperados aliados. En los pedregosos aledaños del término de Pizzutello, la lluvia de otoño ha devuelto a la luz un cadáver con los signos de haber sido ajusticiado por traición. Sin huellas dactilares, sin dientes, y con el rostro desfigurado, parece imposible identifi car a la víctima, cuyas características no se corresponden con las de ningún desaparecido. De manera contraria a su comportamiento habitual, Mimì Augello insiste en hacerse cargo del caso él solo, pero el comisario Montalbano, pese a sufrir los molestos achaques del paso del tiempo, se resiste a ceder las riendas. Su infalible intuición le lleva a seguir adelante sin bajar la guardia. No tarda en aparecer en escena una mujer muy atractiva, una experta seductora, la colombiana Dolores Alfano, que denuncia la desaparición de su marido, de quien dejó de tener noticias poco antes de que éste embarcara hacia Sudamérica. De manera gradual y casi imperceptible, dos casos en apariencia distantes empiezan a mostrar los lazos que los unen. El comisario Montalbano tendrá que devanarse los sesos ante las elípticas premoniciones que destilan sus pesadillas nocturnas, y valerse de todo su ingenio para desvelar la trama oculta de la traición de un colaborador y amigo irrenunciable. Lo logrará haciendo gala de una habilidad sublime, engañando a quien quiere engañarlo, rebatiendo las falsedades con nuevas falsedades. Y al final, el verdadero temple del comisario se pone de manifiesto cuando entrega la gloria a otros por lealtad a quienes ama. Quizá la vida no sea tan absurda, después de todo.