¿Cuántas veces el miedo paraliza nuestras vidas? ¿Cuántas veces dejamos de hacer lo que deseamos por el miedo de turno. Es un sentimiento tan habitual que casi nos acostumbramos a vivir con él. Y de todos los miedos, el miedo a la muerte es tal vez el más difícil de encarar. Porque el cuerpo es finito, pero sólo el cuerpo. Sepamos que el cambio rotundo que implica la muerte se puede ir dando como una comprensión interna: la separación física es parte de la encarnación. Lo que debemos trabajar en el plano de la sensación es que la parte ¿álmica¿ no puede morir y que permanece. Es ese el proceso del duelo, el de la comprensión y la paz. Claudio María Dominguez