El peligro de pisar la punta del pie de su propia sombra puede parecer chistoso (pero no lo es). Porque la sombra puede enojarse, gritar, dar un salto para atrás y pisar la punta del pie de su propia sombra. Un cuento de nunca acabar. Un animalito que es paseado con piolín, que juega a ser grande y chiquito, a volar, a asustar y a asustarse. Un animalito que nadie sabe qué es.