En los baños de la mítica discoteca Palladium, Matías Jáuregui, el hijo algo verde de un rancio coronel, escucha una conversación susurrada sobre el escándalo del momento: la profanación de tres tumbas del cementerio de la Recoleta. Para tratar de justificar su membrete de "relaciones públicas", y hacer algún dinero, se le ocurre ofrecer sus servicios a Rafael López Aldabe, pariente de uno de esos cadáveres y, a la vez, turbio empresario al que su propio padre debe favores confusos.