La portentosa culminacion del Cuarteto de las estaciones. Una celebracion del hecho de estar vivos en el mundo. ´El mundo es intraducible; pero no incomprensible; mientras se conozca la sencilla regla de que nada de lo que expresa a traves de sus miriadas de vida y criaturas va seguido de interrogaciones; sino solo de exclamaciones´; le cuenta Karl Ove Knausgard a su hija en este volumen que cierra el Cuarteto de las estaciones. Llega pues el apoteosico final de este ambicioso proyecto. Se recupera aqui el formato de enciclopedia personal; en este caso marcada por el estio; lo cual da pie a hablar de la lluvia de verano y las lagrimas; los cerezos y los ciruelos; los cubitos de hielo y los helados; la pesca de cangrejos y las barbacoas... Y entre esas reflexiones siempre sagaces y heterodoxas; se intercalan entradas de un diario intimo del escritor. Emergen; entre otros temas; sus proyectos literarios y la conflictiva relacion con su padre durante la infancia; y se nos relata la historia rque el abuelo a su vez le relato al autorr de una mujer que vivio un amor prohibido con un soldado enemigo durante la Segunda Guerra Mundial. Y asoma tambien; ahora que se cierra el ciclo; una reflexion sobre la capacidad de la literatura para explicarnos el mundo. Culmina uno de los proyectos mas originales de la literatura contemporanea; un ejercicio de escritura que explora nuevas dimensiones y perspectivas; un texto sincero y arrollador que nos habla del sentido de la vida; de la busqueda de la felicidad; de la asuncion del dolor; de la belleza a veces terrible del mundo; del compromiso de la paternidad y de la emocion de estar vivos.