Oliver Sacks solÃa celebrar su cumpleaños vestido con una camiseta en la que aparecÃa el elemento de la tabla periódica que correspondÃa a los años que cumplÃa. HacÃa esto movido por una pasión casi poética por la matemática y la neurologÃa, pero también por una atracción rigurosamente cientÃfica hacia lo que, más allá de lo fisiológico, nos define como humanos y nos hace individuos irrepetibles, excepcionales, únicos. Su obra nos habla de la armonÃa extraña que se establece en el baile continuo del cerebro y la mente, de nuestra materia y lo inmaterial, del cuerpo grave y el humo fugitivo. AsÃ, la fascinación, el asombro y la comprensión profunda de las historias clÃnicas nos muestran a Sacks adentrándose a pelo en los horizontes sin relieve de los pacientes, de las personas sin memoria, sin palabras, sin piel, a veces sin cuerpo siquiera para sà mismos... Se pierde él en los planos sin escala, en la búsqueda en mitad de la oscuridad sin nombres, a los que llama a voz en grito: «¿Estás ahÃ?» Y todos contestan: «SÃ, estoy aquÃ, estoy perdido, tengo miedo y rabia. Estoy solo. Pero este soy yo.» Esther GarcÃa Llovet Ilustración de la cubierta: Pablo Amargo