"Sólo hay un destino para ella al final del camino y es La Algarroba, la casa de su abuelo, el solar de los Montero." Enero de 1980. A los 39 años, Pilar siente que ha perdido el rumbo y busca refugio en la casona solariega donde pasó aquel verano del 53 que marcó el fin de su infancia. Allí se reencuentra con don Pancho Montero, su abuelo, un caudillo de espíritu vehemente acosado por la enfermedad y los fantasmas del pasado. La acción nos sumerge en un vértigo de pasiones y violencia ceñidos indisolublemente en páginas que no dan tregua. Con salvaje erotismo y ternura descarnada, la historia propone un viaje por el tiempo y el espacio, desde la estancia norteña al gueto de Varsovia, de un kibutz en Israel a la Argentina del 45, de la rutinaria vida urbana a la engañosa calma del campo. El trágico secreto de Merceditas, la presencia ominosa del Coronel, la cueva en el monte, la aparición de Ari son algunas de las sorpresas que La Algarroba guarda para Pilar junto al canto de los pájaros y el perfume de las enredaderas. De todas ellas, quizá la más inesperada sea el surgimiento del amor en medio del terror y las persecuciones. Uno por uno, los secretos de La hora del lobo se van develando como piezas de un rompecabezas fascinante que sólo el lector terminará de completar. Con el poderoso don para narrar que ya demostró en El revés de las lágrimas, Cristina Loza ha escrito otra novela vibrante sobre los lazos entre el poder y el honor en varias generaciones de una familia y de un país.