En 1855, en un salón de las Tullerías en París, el joven general paraguayo Francisco Solano López conoce a una mujer de extraordinaria belleza. Eliza Alicia Lynch, irlandesa y que ha recibido una educación esmerada en épocas difíciles, acaba de romper su matrimonio con un hombre al que no amaba. Solano López la conoce en calidad de cortesana en los ambientes lujosos del Segundo Imperio. En Paraguay la sociedad local la desprecia, pero Eliza pronto se gana el favor de las mujeres del pueblo. Es el primer indicio de una aguda intuición política que pondrá al servicio de su amante.