Con la universidad de Iowa como centro, en Los últimos americanos conviven jóvenes poetas, músicos, profesores, chicos y chicas que se ganan la vida en trabajos precarios mientras intentan estudiar lo que consideran su pasión, alumnos cuyas familias tienen tanto dinero que pueden dedicarse solo a la danza, personas que nacieron en el lugar, que no tienen nada que ver con la vida universitaria y que observan un poco perplejos a los que llegan, se quedan un tiempo y después se van. Entre todos ellos se arma una compleja trama de encuentros y desencuentros, de vínculos amorosos y violentos, de intentos de acercarse unos a otros sin dañarse demasiado: a veces lo logran y otras fracasan de manera estrepitosa. Los personajes de esta novela, el mejor libro que el autor ha escrito hasta el momento, retratan fielmente una época signada por la soledad, la impostura, la brutalidad, la confusión y la búsqueda de consuelo. Los últimos americanos consagra a Brandon Taylor como una de las voces fundamentales para entender a toda una generación.