Cuando me preguntan cómo comenzó mi carrera o cuándo empecé a interesarme por la cocina cuento siempre lo mismo: que somos cuatro hermanos y que dos somos cocineros profesionales. Que no debe ser casualidad que nos guste tanto cocinar y que la cocina haya sido un camino en nuestras vidas... un camino muy importante, no solo por los momentos compartidos, sino porque la cocina es el lugar en donde todo pasa, donde las horas no tienen principio ni final, donde los años de dedicación se transforman en placer y felicidad. Máximo y yo tenemos la gracia de poder vivir de lo que nos apasiona. Para nosotros, 'dar de comer' es un acto de amor y de entrega absoluta y, en la vida, como se sabe, todo lo que uno da, vuelve.