Faltan poco años para que los algoritmos reemplacen a los humanos y generen una revolución que modifique de manera dramática la creación de riqueza y el mundo del trabajo. La inteligencia artificial permitirá crear valor sin costo adicional. Al mismo tiempo, la ubernización se expandirá a todas las actividades de intermediación, poniendo en jaque al comercio tradicional, pero también a los bancos, a los medios de comunicación, a las inmobiliarias y a todos los negocios que hoy conectan a productores con consumidores, transformando el proceso de formación de precios. Vamos hacia una economía que generará recursos suficientes para terminar con la pobreza, pero que será de una desigualdad brutal, similar a la que observamos en el mundo de las superestrellas del deporte y los espectáculos. Mientras las plataformas abren una economía colaborativa que permite consumir sin comprar, los Estados tendrán cada vez más dificultades para cobrar impuestos, porque la descentralización de las finanzas que permiten los contratos inteligentes estructurados sobre blockchain harán que las monedas virtuales como el bitcoin y los derechos de propiedad pasen por debajo del radar de los gobiernos. Las batallas de la singularidad se disputaran la propiedad de los datos, porque sobre la base de la información de cada clic la inteligencia artificial conocerá nuestras preferencias y patrones de comportamiento, ordenando desde el tránsito hasta las inversiones, pasando por la política, la alimentación, el chequeo de la salud y el diseño de la mejor estrategia de prevención. Para cuando llegue la próxima pandemia.