Situada en una geografía ambigua, la primera novela de Pol Guasch pone en danza a una pareja de chicos que han crecido en una zona militarizada, marcados por unas condiciones de vida precarias, por la intolerancia del entorno hacia su deseo y por unas familias tocadas por el desarraigo. La falta de perspectivas lo domina todo, pero aún mantienen la posibilidad de dejarse deslumbrar y hasta someter, de aferrarse a la militancia, tentar la violencia y seguir hablando una lengua que se deshace: la suya. La única alternativa es huir de esa tierra yerma. En su trayecto más allá de «el otro lado», cargando literalmente con el peso del pasado en forma de carta y de cadáver por enterrar, encontrarán respuestas diferentes a enigmas compartidos.