"PUTAS Y GUERRILLERAS es el Nunca Más de la violencia sexual", afirmó la abogada feminista Ana Correa. Las autoras se atrevieron a contar lo que sucedió con las mujeres que pasaron por los brutales centros clandestinos de detención de la dictadura, donde los represores les gritaban putas y guerrilleras. El trabajo publicado hace diez años perturbó a algunos sectores porque indagar en los abismos de la crueldad y del odio, y debatir sobre ello, no era políticamente correcto. Se prefería el ocultamiento y el silencio, como si las víctimas del salvaje disciplinamiento de la violencia patriarcal concentracionaria tuvieran que avergonzarse de algo.