¿Quién no ha visto alguna vez una sirena? Aunque seguro que nunca viste una lastimada, ¿no? Clara y Miranda tampoco, pero por las dudas se pusieron a fabricar un remedio muy especial. Jugaron, jugaron y requetejugaron mientras lo hacían, sin imaginar que serían protagonistas de una historia maravillosa. ¿Acaso las sirenas se lastiman? ¿Les duele la cabeza? Una historia de amistad contada con fantasía, ternura y humor en este cuento con sugestivas ilustraciones.