JORGE BOCCANERA desde su primer libro enseña sus maniobras ante aquello que H. Bloom denominó la angustia de las influencias: su fuerte opción por el cruce entre política, mirada social y cultura corre en paralelo con una exploración del lenguaje que lo aleja del epigonismo coloquial: una fuerza nerudíana, las marcas del verso de largo aliento de E. Molina y de O. Orozco se cruzan con una poesía que se apoya en ámbitos plenamente urbanos, tanto en el uso del lenguaje como en la observación de la vida cotidiana. Como escribió José Saramago 'no hay espacios vacíos en la poesía de J. Boccanera. Cada palabra extiende la mano hacia la siguiente, la agarra con firmeza de modo que la intensidad del sentido se ve duplicada en que la evidente y a veces dolorosa belleza formal atrapa la respiración'.
