El 18 de abril de 1976, un mes antes de cumplir los catorce años, Christiane F. probó la heroína por primera vez. Todavía una niña, llevaba una doble vida: se inyectaba a la mañana escondida en el baño de su casa, llevaba su cuchara y su jeringa a la escuela y, por las tardes, se prostituía en la estación del Zoológico del subterráneo de Berlín para pagar sus dosis. Los periodistas Kai Hermann y Horst Rieck se toparon con ella en 1978. Durante tres meses la escucharon y la grabaron, así como a su madre y varios de sus conocidos. Este libro es el resultado de esos testimonios, que retratan con crudeza la historia de su adicción. Fue un best seller instantáneo: vendió cinco millones de ejemplares y se tradujo a quince idiomas. En 1981 fue llevado al cine con música de David Bowie y se convirtió en una película de culto. El relato es impresionante. En la Berlín sucia y decadente en plena Guerra Fría, los dealers recorren las calles vendiendo drogas duras. Los jóvenes, alienados y aburridos, se inyectan día y noche sin que los adultos a su cargo atinen a hacer nada. Muchos mueren. En el Paseo de las Nenas, cerca de la mítica discoteca Sound, se reúnen las prostitutas más jóvenes y baratas de la ciudad: las adictas a la ""H". Christiane es una de ellas. Entre el morbo y la fascinación, con menos de veinte años Christiane Felscherinow se convirtió en un mito: la adicta más famosa de Europa, la leyenda de la subcultura de la droga berlinesa, la "yonquiestrella".