El mundo de Pedro se derrumba con un llamado telefónico: su abuelo sufrió un accidente y está internado. Casi al mismo tiempo, Marina está terminando una relación turbulenta con un chico violento y posesivo. En este contexto de angustia y desolación, Pedro y Marina se conocen en los pasillos del hospital y entablan un vínculo muy especial, que les permitirá sobrellevar todo tipo de contratiempos.