La primera edición de Américo. Crónica de un error histórico apareció póstumamente en 1944 en Estocolmo, donde se siguieron publicando en alemán las obras de Stefan Zweig (1881-1942) desde que las había prohibido el gobierno de Hitler. El texto, fiel al género de la monografía histórica, responde a una única pregunta, a saber, por qué América lleva el nombre que lleva. El papel que Américo Vespucio desempeñó, dice Zweig, no lo hacía merecedor de que el continente, nuevo para los europeos, adoptara su nombre. Abocado a una misión de historiador-detective, Zweig no tiene otra opción que desentrañar el enigma de Américo, recurriendo a fuentes, y estas son sobre todo las escritas: crónicas, epístolas, opúsculos, mapas, etcétera. En su apasionante pesquisa, Zweig descubre erratas, conjetura interpolaciones y discute autorías. Y para resolver el caso que lo ocupa, también debe considerar el universo textual en su materialidad, y así, nos muestra todo el mundo de lo escrito tal como existía en los siglos XV y XVI: el uso público de las cartas privadas, cómo circulaban los textos, cómo trabajaban los "editores", cómo se concebía la propiedad literaria, qué atributos tenía la categoría de autor, cómo se traducía y qué papel jugaban las lenguas vernáculas y el latín.