No hay nada peor que un gigante enamorado. Sobre todo si vive cerca. Porque cuando llora de amor sus lágrimas forman lagunas enteras. O se pone a deshojar los molinos de viento, que para él son como margaritas. Me quiere, no me quiere, me quiere... Es lo que le pasa a Anselmo Tobillolargo, que se enamora de Pipita, un hada. Pero ella es muy inquieta, anda de acá para allá dejando rastros de brillantina y poemas enigmáticos a su paso. Los paisanos quieren ayudarlo y junto a los animales del monte hacen una fiesta. Por suerte, Pipita aceptará el reto que le proponen.