"Mientras recorre la vida, el hombre anhela cosas maravillosas y cuando las cree a su alcance trata de obtenerlas. Ese impulso y el de seguir viviendo se parecen mucho." Un rostro bello, la libertad para el preso, la salud para el enfermo, la luz después de la lluvia, el agua, la esperanza de escribir una buena historia... Éstas son, para Adolfo Bioy Casares, algunas de las múltiples cosas maravillosas que una persona descubre a lo largo de su vida. Bioy enumera prodigios que se encuentran a cada paso y que, por obvios, a menudo parecieran ocultos. Las maravillas hacen el mundo menos implacable. Y, a modo de breve catálogo personal, describe algunas de sus predilectas: el oficio de escritor, la amistad de las mujeres, los viajes, las letras italianas, el humor como una forma de cortesía. Con ironía e ingenio, lejos de toda intención sentenciosa, el autor de La invención de Morel reúne en este libro íntimo brillantes piezas en tono confidencial, risueño o anecdótico, que deleitan a la vez que brindan su interpretación compasiva de la historia.
