La frustración, la burocracia y la alienación del individuo en su afán de formar parte de un sistema que invariablemente lo rechaza son temas recurrentes en la obra de Franz Kafka y, particularmente, en El Castillo. Publicado originalmente en 1926, este libro que el autor dejó inconcluso al día de su muerte representa una de las máximas cumbres de su producción y ocupa un sitial de privilegio en las letras universales. El señor K, un individuo como cualquier otro, se ve sometido a los intrincados laberintos del poder, conflicto que anticipa los tiempos que vivimos, donde el ser humano parece esclavo de sistemas que lo utilizan para luego descartarlo.