Volar, uno de los anhelos más antiguos que se conoce, ha inspirado cientos de creaciones fantásticas. Desde Dédalo, el arquitecto griego, hasta los exitosos hermanos Wright, la historia vio pasar innumerables aventureros cuyo único y peligroso deseo fue acompañar el vuelo de las aves. Un imprudente capricho que muchas veces terminó en fracaso. Científicos, filósofos, doctores, pero por sobre todo locos, pueblan esa extensa galería de precursores de la aviación. Cada uno hizo su aporte, a veces acertado, a veces no tanto. Esta es la historia de uno de ellos.