Dentro de la gran tradición literaria de las utopías y antiutopías que se inicia en el siglo XVII, El nombre del mundo es Bosque muestra una vez más la claridad y el poder de la visión 'ecológica' de Ursula K. Le Guin: un universo dinámico y en equilibrio que se mantien en el tiempo de acuerdo con leyes propias que no admiten la intromisión del hombre. En el planeta Arshe, el ciclo de la vida, la cultura, las costumbres, los procesos mentales nacen y se desarrollan en la estabilidad autónoma del cosmos, pero la llegada de una expedición terrestre cambiara dramaticamente el pacífico modo de vida de los nativos del planeta.