Un acontecimiento que exaltó los espíritus y creó un espejismo tan poderoso y sugestivo como la legendaria epopeya romántica de la Revolución Cubana, cuyo resplandor difundió la imagen ilusoria de un mundo perfecto, desencadenó, con las mejores intenciones, la ola de violencia guerrillera que afectó a varios de los países de Sudamérica, alcanzando su grado máximo de combustión en la década del setenta. Inspirado en el convencimiento de que las ideas pueden ser dispositivos simbólicos imprudentes, y escrito por dos testigos de una época en la que los asesinatos y atentados instigados por una ideología impulsiva y narcisista ensangrentaron la Argentina, este libro indaga la vinculación entre los hechos y las ideas que les dieron origen.