En su primera novela, La casa de los conejos, Laura Alcoba narraba la historia de una niña, ella misma, en los comienzos de la dictadura argentina. Viviendo en una casa de La Plata donde se imprimÃa el periódico Evita Montonera, y con su padre en la cárcel. Unos años después publicó El azul de las abejas, donde esa misma niña reencuentra a su madre en Francia, y comienza una nueva vida, en una nueva lengua. La danza de la araña es el eslabón final de la trilogÃa. La niña ya mira de cerca la adolescencia y quizás más que nunca está entre dos mundos: el que está construyendo junto a su madre en otro paÃs, con las incertidumbres, los súbitos deseos y los temores de la edad; el de su primera infancia, presente en recuerdos cada vez más lejanos, en los relatos que circulan en su departamento en las afueras de ParÃs y en las cartas que cruza con su padre, todavÃa encarcelado en la Argentina. En el centro de la narración hay una tarántula que baila en su jaula cuando el dueño de casa regresa. Y el dueño la deja salir, para que brevemente aproveche la libertad. La danza de la araña está pautada por esa música y ese contrapunto: la del encierro y la apertura, la de la cárcel y las cartas, la de una Buenos Aires de muerte y ParÃs y el francés que prometen un extraño renacimiento. Con una escritura primorosa, con emotividad arrebatada, Laura Alcoba teje la red de una memoria marcada por el dolor y la pérdida que se espeja en un presente palpitante, el que anticipa el vértigo de la juventud y el definitivo fin de la infancia.