Antes, cuando papá decÃa que la panza de mamá tenÃa olor a paraÃso, yo le decÃa que no y nos peleábamos. Porque papá me contestaba que para qué hablo si yo no conozco el olor del paraÃso. Y yo le decÃa que a mà no me importa porque él ni siquiera conoce la panza de mamá. Porque yo estuve ahà y él no, y nunca va a estar. La historia, tan antigua y tan nueva, de un niño y una Panza.