Considerada por buena parte de la crÃtica como la mejor de sus obras, en su primera novela se sitúa Miller en la estela de Walt Whitman y Thoreau para crear un monólogo en el que el autor hace un inolvidable repaso de su estancia en ParÃs en los primeros años de la década de 1930, centrada tanto en sus experiencias sexuales como en sus juicios sobre el comportamiento humano.