La adorable Polly Milton deja su casa en el campo y la calidez familiar para visitar a la aristocrática Fanny Shaw, que vive en la ciudad junto a sus padres, sus hermanos Tom y Maud y su abuela. Las dos chicas, de catorce años, contrastan en sus gustos, modales y manera de comportarse, pero se quieren muchísimo y esa amistad desafiará el poco interés de Polly por la moda o la frivolidad de Fanny. A lo largo de los años, las dos jóvenes aprenderán juntas lecciones de amor, trabajo y lealtad. Una chica a la antigua (1870) se inscribe en el universo femenino y juvenil de Mujercitas, la obra más célebre de Louise May Alcott, en su elogio de la laboriosidad, la amistad entre mujeres, el decoro y los firmes principios protestantes. Pero Polly, la protagonista de la novela, está lejos de ser sumisa. ¿Qué tan anticuada puede ser una joven del siglo diecinueve que decide vivir sola, trabajar para ganarse la vida y casarse solo si se enamora? La gran Alcott, que inspiró en Simone de Beauvoir la decisión de ser escritora, nos regala otro personaje inolvidable como Jo March, que desafía los mandatos sociales y con buenos modos y mucho encanto elige la forma en que quiere vivir.