Esta Correspondencia entre Kawabata y Mishima, que abarca veinticinco años (1945-1970), ilumina las afinidades secretas que, bajo aparentes contrastes, vincularon a estos dos grandes escritores japoneses del siglo XX. Al comienzo de su intercambio epistolar, Mishima era apenas un muchacho. Para él, Kawabata era un maestro. Este, ya un escritor célebre, supo apreciar el talento del discípulo y lo alentó desde entonces. Compartían varios temas y obsesiones: la atracción por la muerte, la percepción trascendente de las relaciones humanas, la superación de uno mismo teñida de crueldad, la exigencia de lo absoluto y de la perfección, la devoción por la belleza. Al final de sus vidas los unió el suicidio, que ambos eligieron con dos años de diferencia.