Ogata Shingo ha comenzado a perder la memoria. Por las noches, desde la cama, oye el rumor lejano de la montaña, un sonido que él asocia a la muerte. En medio de eso, están los afectos que constituyen la base de su existencia: su cansada mujer, el hijo diletante y la nuera, que inspira en el anciano compasión y deseo sexual. El sonido de la montaña logra plasmar con acuciante belleza, como pocas novelas lo han hecho, el drama del paso del tiempo. La constelación aparentemente fija de las relaciones familiares, el encanto de la naturaleza, el amor y la pasión son algunos elementos de esta novela hipnótica, que provoca una fascinación inusitada.