Argentina, años setenta. La izquierda avanza y el cordón industrial de Buenos Aires se gana el apodo siempre promisorio de cinturón rojo. En ese contexto de alta tensión política, un alto ejecutivo de una siderúrgica muere al desplomarse en el delta delTigre el helicóptero que lo transportaba hacia la fábrica. Los buzos de la Prefectura encuentran todo menos la valija llena de dólares que llevaba consigo. ¿Accidente o atentado? Las hipótesis sobre la muerte se multiplican, igual que las que interrogan el destino de ese dinero negro. ¿Negociar con los delegados sindicales? ¿Sobornarlos? ¿Financiar la represión ilegal que acabará por diezmarlos? Ese episodio oscuro, lleno de ambivalencias, es el núcleo ciego de Historia del dinero, suerte de agujero negro que magnetiza la imaginación y la memoria del héroe de la novela, sembrándole una inquietud que ya no lo abandonará nunca: la obsesión por el papel que desempeña el dinero en su novela familiar. Tiene con qué entretenerse. Su padre 'hace' dinero en mesas de póquer y casinos, está en su salsa en las cuevas de la especulación financiera y hace equilibrio en el filo del delito. Su madre vuelve a casarse y dilapida la pequeña fortuna que hereda en viajes, negocios desatinados y una casa de veraneo que crece sin medida y se traga hasta el último centavo. ¿Qué le queda a él, testigo de la ruina, sino el goce tortuoso de pagar, en todos los sentidos de la palabra? Deudas nunca reconocidas, préstamos indocumentados, inversiones sin pies ni cabeza, operaciones clandestinas: Historia del dinero es una novela de dinero explícito (como se habla, en el porno, de sexo explícito). Una novela de economía hardcore donde las escenas de sexo han sido reemplazadas por escenas de dinero y la economía de todo un país enloquece sin remedio, centrifugada por la inflación y la irracionalidad financiera. El dinero lo es todo, casi más que la política: generosidad y violencia, posibilidad y condena, sueño y catástrofe. Historia del dinero es un espléndido cierre de la trilogía de novelas independientes con que Alan Pauls vuelve sobre los años más tempestuosos de la Argentina reciente. Al igual que las dos anteriores (Historia del llanto e Historia del pelo), es una meditación intensa, desgarrada y a menudo desopilante sobre la pérdida, quizá la experiencia más decisiva de la historia argentina contemporánea.