Uno de los placeres de la lectura es la inconstancia. Dejar que un verso nos encandile, ignorar los números de página, reírnos solos, empezar por el final. Este libro fue escrito para esos días en que leemos como si paseáramos. Igual que el lindísimo "Para escuchar a la tortuga que sueña", del mismo autor, está hecho de canciones, tangos, fábulas, adivinanzas, bromas y poesía de verdad. Coleccionista de preguntas sin respuesta, filósofo de la paradoja, Oche hace su poesía con esos instantes en que las cosas y las palabras se acusan mutuamente. Especie de enciclopedia de cosas secretas, este libro nos revela que los fantasmas del polo sur andan con sobretodo, o que en el Cielo de las hormigas las nubes son verdes. En alguna página el poeta se cansa, y en vez de escribir el poema da algunas ideas para que lo escriba el lector. Pero el resto está totalmente escrito: "Al viajero que camina sin temor / y por el mundo a paso firme anda / le da lo mismo sentarse a descansar / sobre la hierba dura como en la roca blanda". Apenas cuatro versos, que lo dicen todo. El humor espléndido de Oche Califa no debe hacer que nos tomemos este libro en broma. Hay por ahí un poema que es uno de los más hermosos que he leído en años y que se llama... No, mejor hacer que el lector lo busque por sí mismo. Su primer verso es "La golondrina en el cielo de la noche". A encontrarlo.. PABLO DE SANTIS