Buenos Aires, 1894. El detective Craig acaba de morir, y el joven investigador Sigmundo Salvatrio, protagonista de El enigma de París, queda a cargo de su agencia. Enseguida debe enfrentar el primer caso en solitario: el poeta y periodista Jerónimo Seguí le pide que busque a un amigo desaparecido, de profesión anticuario. Cuando aparece el cadáver, las pistas guían a Salvatrio hacia un grupo de “filósofos de los jardines”, quienes intentaron en el pasado arrebatarle al famoso Carlos Thays, director de Parques y Paseos, el diseño de los grandes espacios verdes de la ciudad.