En la Francia de la ilustración y de la mano de un joven calígrafo al servicio de Voltaire, el lector asiste al relato de la confabulación de una orden religiosa que pretende aumentar su poder e influencia en la política gala. Será este escribiente quien protagonice la investigación y la resolución de un enigma en el que se ven envueltos monjes, editores, filósofos, artistas, verdugos e inventores. Un sinfín de personajes inolvidables puebla este relato en el que la obsesión de sus protagonistas por la belleza física de las palabras, por su forma, por su color, por su soporte y, en ocasiones, por su génesis prácticamente alquimica, constituye su hilo conductor.