Paul Auster, 'uno de los más grandes escritores de nuestro tiempo' (San Francisco Chronicle), vuelve aquí su mirada sobre sí mismo. Treinta años después de la publicación de La invención de la soledad, su primer libro en prosa, Auster parte de la llegada de las primeras señales de la vejez para evocar episodios de su vida: el despertar del deseo sexual, los lazos del matrimonio, un accidente automovilístico, la muerte de su madre o las veintiún casas en las que ha vivido. Estas páginas son un recuento de cicatrices, un autorretrato escrito a partir de un universo de sensaciones físicas, del dolor al placer, pues 'ahí es donde comienza la historia, en el cuerpo, en donde todo terminará también'.